Sobrepeso al ataque
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Estoy gorda... es definitivo, me pesé esta mañana y no les voy a contar los kilos porque se espantarían, sobre todo porque soy alta cuanto un enano de jardín y cualquier gramo demás se me nota ...
Todo empezó esta semana que, como no tenía que trabajar, me fui a hacer shopping en mis negocios preferidos, yo muy calma agarré la talla 40 de todo... mi sorpresa fue en el camarín cuando caché que la 40 me llegaba a las caderas y de ahí no subía aunque apretara los cachetes y entrara la guata. Verguenza total cuando la vendedora me preguntó "todo bien'" y yo "tráeme dos tallas más!!"
Pero como soy budista y creo que hay que hacerle la "guerra" a lo que no nos satisface, decidí inscribirme a un gimnasio y revertir esta situación.
Lo que me dio más lata es que todas las minas que estaban ahí reflejaban el estereotipo italiano (o mundial?) de la mina perfecta, todas con sus pantaletas adherentes, su guata plana al aire y un bronceado perfecto, y yo ahí con mi buzo y mi polera L, mi bombita para el asma y mi piel de blancanieves.
Ok, no es que esté gigante, pero los kilos se notan. El entrenador me dijo que tenemos que trabajar sobretodo " en el abdomen y los glúteos", fue horroroso, humillante. Mi parte posterior es una parte de mí que se rebela y crece a desmedida sin que yo me dé cuenta, tiene vida propia, pero llegó la hora de domarlo.
Lo difícil es frenarme en el "mangiare"... que fue otra parte dura que tocó el entrenador. Necesito una dieta SANA (o sea comer puro pasto y carne). En realidad cuando vivía en Chile la cosa era normal, en mi casa siempre se comió lechuga, pescado y jamás dulces ni comida chatarra. Pero porca miseria, me vine acá y yo no entiendo cómo puede haber gente flaca en un país donde la lasagna, la cioccolata calda, las pastas fijas a la hora del almuerzo y las pizzas a gogó son el alimento principal... ¿será que yo genéticamente no voy de acuerdo cone este tipo de comida?
Y lo peor es que yo ADORO la cocina italiana, me enamoré de ella a dismisura y será difícil dejarla de lado...Más encima tengo un marido flaco y un hijo al que tengo que hacer alimentos sustanciosos por lo que deberé obligadamente cocinar dos platos a la vez, uno rico en todo y uno pobre para mí... qué atroz.
En fin, estoy en guerra contra mi cuerpo indomable, como la Fallaci con los musulmanes y Greenpeace con los cazadores de ballenas... la batalla será larga y dura y deberé hacer sacrificios y pasar por humillaciones en el gym, pero PROMETO que en enero seré una figurita digna de admirar, con un posterior decente y una 40 bien fija a mis nalgas!