domingo, marzo 30, 2008

Cambio de hora - domingo infame

Odio cuando se cambia la hora. No soy una mujer habituaria pero que me cambien el sueño, me sofoca.
Anoche tuvimos que adelantar las lanzetas en una hora, lo que significó que me fuera a dormir a las dos de la mañana. Todo normal si no fuera porque hoy - que es domingo, por lo tanto mi único día libre - me desperté a la desgenerada hora de las una y media de la tarde. No sé si fue el cambio de hora o el cansancio o la flojera o todas las cosas juntas (acá atribuyen la primavera a las ganas de no hacer ná), la cosa es que me levanté y almorcé de una - obviamente spaghettis con atún y tomate, nada más ligero. Tiempo de hacerme una ducha y agarrar de un ala a Joselo para ir al cine. Le había prometido que iríamos a ver las Crónicas de Spiderwick, así que entre sueño y apuro nos fuimos a la ciudad a ver la peli.
Obviamente uno no se puede negar a comprar popcorn a desmedida y a tomar Coca Cola mientras se goza la función, así que digamos que me volví a la casa, a las cinco de la tarde, con la guata llena y con puras ganas de sentarme en el sofá a relajarme. Pero como es domingo y hay cosas que se pueden hacer sólo el domingo - del tipo planchar - el relajo me duró poco, y luego de haber ordenado los últimos trapos me di cuenta que eran ya las 19.30!! Uffa cómo se pasó el día. Corriendo a la pizzería más cercana a comprar dos pizzas, comer rápido, bañar al Jose, arreglar sus cosas pal cole esperando que no haya tenido tareas, y finalmente, meterlo a la cama.
Mañana empieza la prueba de fuego. Levantarse a las siete (es decir, a las seis!). Mejor será que me vaya derechito debajo del plumón!!
chao domingo!!!!!!!!!

lunes, marzo 24, 2008

Me estoy volviendo vieja.
Anoche, mientras me pegaba al espejo pa' sacarme las cejas, me di cuenta que en una parte de la cabeza tenía una mata de canas, tan blancas y brillantes que parecían teñidas de plata. Empecé a sacármelas una a una y mientras más me sacaba, más encontraba. Así me la habré pasado dos horas hasta que me vino dolor de cabeza y depresión.
Tengo el pelo tan negro que las canas se me notan al tiro, y mirándome a la cara, atentamente y a los ojos, me di cuenta que ya tengo cara de treintañera, e incluso de más, y mirándome más atentamente me empecé a imaginar de vieja, de vieja de sesenta o setenta años, y pude verme. LLena de canas y arrugas, párpados caídos, ojeras y olor a colonia. Vieja y canosa.
No es que me de miedo lo de envejecer, lo que me da miedo es envecejer sola e infeliz. Me aterra no haber sabido aprovechar mi vida y habérmela vivido a mi gusto y placer, siendo yo misma, y siendo también querida.
Debe ser un problema karmático esto de necesitar a toda costa ser querida ¿será? A veces me dan unas ganas de mandar todo a la chucha, y que se vayan todos y literalmente, cada una de las personas que me rodea, otras veces salvo a un par. Tengo la idea que me haría bien irme a vivir sola, disfrutar de mi soledad y aprenderme en ese contexto, creciendo sola, soportándome sola, viviéndome única y exclusivamente por mi misma. La gueá es que me da miedo, por una serie de factores... económicos, sociales, afectivos... pero más los dos primeros.
En realidad tengo suerte de tener pega, que me acerca a la gente, a mis colegas-amigas, que me hace viajar y despegarme un poco, y además de tener amigos que aunque no me entiendan, y seguramente están con las pelotas llenas y tengan ganas de mandarme a la CDSM, no lo hacen porque me quieren. Eso es tener suerte, y mucha.
Tengo unas ganas de aclararme, tengo ganas de re-conocerme, de buscarme y encontrarme, porque me he perdido ene, y siento que lo que se perdió de mi no era tan penca. Seré una desordenada empedernida, una hippie de corazón, poco de dueña de casa, gastadora abusiva de plata, vividora al lote, migrañosa, mata pasiones, caprichosa y uf, un montón de cosas más. Pero sabís qué? no es tan malo ser como yo. Es hora que me vaya creyendo el cuento.