Cosas de la vida...

No soporto el pesimismo. Creo que con el pasar de los años me he convertido en una deportista de la visión positiva de las cosas, trato de ver todas las caras de una medalla, la de la derecha, izquierda, de abajo pa' arriba y hasta los rayos x, hasta que encuentro la parte buena, porque no puede ser que algo sea malo-malo puro.
Todo esto en reclamo de Denny de quien no había querido hablar en el blog pero es inútil frenar el paso de mi hiperventilación así que me dejo llevar por la marea no más... Es un rezongón, un brontolo como le dicen acá en Italia a los que refunfuñan continuamente, onda el enano de Blanca Nieves que hueviaba todo el día. A veces parece un cartón animado, se queja de la espalda, del horario del trabajo, de que este mes tenemos que pagar el seguro del auto, que está haciendo mucho calor, que mejor no me confíe de mi nueva amiga porque si es tan simpática conmigo "algo debe ocultar", que los budistas son una masa de pobres idiotas que se ilusionan pensando en una vida después de ésta, que cuando le digo que deje de fumar me responde "total vamos a morir igual" y que tanto vale vivir si uno se la pasa entre trabajo y sueño.
Lo peor es que según yo, más huevea y más le pasan cosas pencas, por ejemplo el otro día bajó al garage apurado porque tenía que hacer una diligencia rápida y se encontró con las cuatro ruedas del auto a tierra. Cuántas posibilidades hay que simultáneamente se te revientes las 4 ruedas de tu auto que tiene apenas 1 año? Ahora desde enero que tiene un trabajo bien bueno, y de eso está contento, pero justo se le termina el 6 de junio, onda el 6-6-6 así que ni les cuento su proyección respecto al asunto. Cuando vamos a comprar zapatos, su número es el único que no encontramos, si va a pagar cuentas encuentra una cola enorme, en su día libre se pone a llover y cuando salimos a cenar afuera, sólo a él le caen mal los calamares fritos.
Uffffffff... Mi suegra ayer le trajo las gotitas de la felicidad, es un menjunje homeopático con serotonina y no sé qué más, igual la idea era buena, pero él dice que si uno se tiene que drogar para sentirse feliz, es porque tiene razón él, que la vida real es una mierda.
A profundizar su estado de depresión extrema ayuda Internet, la banda ancha que le permite bajarse las canciones más tristes de la historia de Italia, música pa' cortarse las venas. Onda el papá que le pega al hijo o el mino que tuvo una amante y ahora la mujer no lo perdona. Peor que Myrian Hernández y Zalo Reyes juntos.
La cosa es que yo sigo enamorada del brontolo, porque cuando se ríe lo hace de verdad, porque es auténtico y no sabe fingir. Pero de repente me gustaría que fuera más feliz, aunque fuera por poco, de lo que es ahora...