Mamá yo quiero...

Ayuda! todos saben que soy mamá, de un maravilloso italo-chileno que se llama José. Es un nene súper inquieto e inteligente, hace millones de preguntas y adora verme feliz.
Siempre sale con “una de las suyas”, y como es tan mimado y caprichoso pide todo, hasta lo imposible. Recuerdo que a los 2 años y medio me pidió la Luna y al menos una vez al mes exije que sea Navidad o su cumpleaños, porque no es justo que ambas cosas ocurran en invierno y el verano se lo tenga que pasar sin regalos... pero la vida es así José, injusta desde cuando somos pendex, así que a aperrar no más. En todo caso siempre le damos lo que quiere, será que es el único, que no tiene a sus abuelos maternos y tíos cerca, pero somos terrible mal enseñadores como papás.
Bueno, a parte esta declaración. Hoy en la mañana me pidió algo que me dejó plop... “Mamá, quiero un hermanito”. HORROR. Mi hijo tiene todo, y cuando digo todo es todo. Desde la colección completa de los Power Rangers hasta el robot más inteligente del mundo, al menos una vez a la semana le compramos juguetes nuevos, lo llevamos a tomar helado cada weekend, así como al cine o a la piscina. Tiene abuelos que lo adoran y lo miman, aunque un par de ellos se encuentre a 10 mil kilómetros de distancia, tiene un hermoso dormitorio todo para él (aunque duerme aún en nuestra pieza, de puro regalón que es). En fin, tiene todo. Y a mí me va bien así, hasta que hoy me saltó con esa pregunta fatal.
Un hermanito. ¿Le hará falta realmente un hermano? Otro ser humano con el cual dividir nuestro cariño, nuestro tiempo y la mesa de la cocina? Un hermanito para él quiere decir una guagua a la cual “hacerle caritas”, así dice él, cuando llora, para hacerlo reír y tranquilizarlo mientras le preparo el biberón; quiere decir un cabro chico al cual decir “es mi hermano”, y con quien compartir- si algún día se cambia de habitación- su pieza. Pero qué es de Andrea? La mujercilla que aún existe en mí y que ahora a los 28 años está re-iniciando a vivir como joven? Últimamente estoy re-adquiriendo mi espacio, visto que José es más independiente y lo puedo dejar donde su abuela, al baby parking o al papá, y es así como he vuelto a salir con mis amigas o a cenar solos Denis y yo en algún lugar romántico. Además la panza que me dejó el embarazo es un trauma que quiero borrar de mi mente. Todo esto se acabaría si tuviera otra guagua. Ir a hacer shopping con José por ejemplo, es divertido, me comenta cómo me queda ésto o aquéllo, cuando vamos al súper se agarra uno de esos carritos pa’ cabros chicos y se compra “su” mercadería, me ayuda en las cosas de casa, limpia los vidrios (claro que hasta la altura de 98cm porque más arriba no alcanza) y trata de hacer su cama. No me pesa, es independiente y vivimos en simbiosis pero no somos un cuerpo único...
En fin, ésta es una declaración hiperventilante, les confieso que me asusta la idea aunque también me asusta que José se quede solo, que pase las navidades sin un hermano con quien compartirlas. Será que soy una madre egoísta o insegura, pero la cosa me dejó “anonadada”. Tendré que reflexionar... Acepto consejos.