domingo, enero 15, 2006

Valparaiso

A veces te recuerdo así, mudo e indiferente, como describía el Gitano, mientras tus gentes tristes se ganan la "vida", o al menos, un día más de ella.
Te recuerdo desde este frío y me viene en mente tu aroma cálido, tu olor a vino y naranjas. Las manos sucias y toscas de los pescadores de El Membrillo.
Recuerdo mis mañanas universitarias y la tranquilidad que me emanaba el Pacífico, al cual acogías sin fiestas en tus humildes costas...
Valparaíso, viste mi nacimiento, mi niñez de chiquita princesa y mis primer amor.
Viste alejado mis éxitos estudiantiles y mis penas por culpa de aquéllos hombres que gracias a la bohemia de tus bares prefirieron la jarana amis besos.
Te quedaste inmóvil ante mi huida y cuando me fui, seguiste viviendo como antes, iluminando esas noches siempre tan oscuras.
Yo no te hago falta, puerto de mis ojos, pero yo sin tí me siento tan sola. Tus cerros eran mi refugio y tus miradores mis escondites. Allí nos encontrábamos tú y yo, a solas, y en tus alturas me sentía parte indispensable de esa geografía porfiada y melancólica.
Valparaíso. Eres tan grande y tan h ombre, tan rudo, tan folclórico. Eres mi Chile entero, mis´pasos, mis sueños, mis lágrimas y cada una de mis sonrisas.
Te llevo en el alma Pancho.